El día 2 llegamos a Ginebra, y después de perdernos un par de veces conseguimos llegar al albergue en Chamonix. A pesar del mal tiempo del día 3 no pudimos esperar y nos subimos al Refugio Albert 1º. La subida a este refugio es ligerita si se hace desde el telesilla Charamillon-Balme, y merece la pena ir descubriendo poco a poco la lengua Glaciar de Tour, con sus bonitos seracs de color azul.
Habíamos oído hablar de esta zona como un buen lugar para aclimatarse poco a poco, así como para probar tus capacidades. Así que nos pusimos al tajo yendo a por el Corredor de la Table (II PD+ 300 m) en la Aiguille du Tour, el corredor lo encontramos fácil y con buena huella, pero lo que de verdad nos gusto fue la pequeña cresta hasta la cima. Ambiente, buena roca y vistas insuperables.
Al día siguiente nos topamos con Tête Blanche, en concreto con la Vertiente N (II AD 100 m). Entramos tarde, con mucho sol y calor para ser una vertiente norte. Aun así el hielo estaba duro duro, y los 55º se hacían notar en los gemelos. Poco a poco fuimos encontrando la posición correcta de escalada, y progresando a largos y montando reuniones con tornillos ganamos altura en la montaña. El calor empezó a hacerse notar, y no solo en lo que sudábamos, también en los extraños ruidos que sonaban y en el agua que goteaba de dentro de los tornillos. Un último apretón y alcanzamos la cumbre. Y para rematar la jornada nos fuimos a por la cercana cima de la Petit Fourche.
Foto: Alberto
Pero en esta cuenca lo que atrae tu vista constantemente es la Aiguille du Chardonet, y se te empiezan a poner los colmillos largos pensando en recorrer la Arista Forbes o ascender el Espolón Migot. Dos buenos proyectos para cuando estemos un poco más curtidos.
Al día siguiente evacuación antes de la tormenta y a prepararse para la próxima aventura en Les Courtes.Continuara...