El acceso al glaciar de Tré la Tête no es sencillo, partiendo de Cugnon desde el Parking de Trélatête, nos espera una dura subida de 2.150 metros de desnivel durante algo más de cuatro horas. Una buena paliza con todos los trastos a la espalda y sin la ayuda de ningún remonte mecánico. Primero hay que subir haciendo zigzas por el bosque hasta el Hotel, desde allí alcanzar el glaciar, remontarlo hasta los seracs y tomar las escaleras que suben por la pared de la izquierda, finalmente solo nos queda un buen tramo de prados y rocas hasta el refugio. Os recomiendo que no hagáis como nosotros y que os toméis la subida con calma, las pájaras se esconden en cada recodo del camino.
El programa para el día siguiente incluía la travesía de las Dômes de Miage (II, PD). La subida más clásica recorre el glaciar casi hasta el fondo para después girar a la izquierda y subir al Col des Dômes (3.564 m), por el camino nos adelantan las viejecitas con sus guias debido a la pesadez que sentimos en las piernas después de tantos días, mientras tanto vamos oteando el terreno para la actividad de mañana. Una vez en el col decidimos hacer la cima este (3.673 m)para dar tiempo a Fran y Dani a alcanzarnos, nos arrimamos al filo de la arista y nos asomamos al verde valle a nuestros pies, en poco más de media hora volvemos con otra cumbre en el bolsillo. Desde aquí tenemos que recorrer la arista de las Dômes hasta la Aiguille de la Bérangerè, un bonito recorrido a caballo entre el dos mundos. Después a correr hasta el refugio.
Cuando ya pensábamos que nuestra única ocupación en la vida es subir montañas y divisar paisajes llega el último día. Durante la jornada anterior Pablo y yo hemos intuido una posible línea en la cara NW de la Aiguille N de Tré la Tête (3892 m), no hemos visto croquis ni leído reseñas pero intuimos que la ruta va por ahí. Salimos a la carrera pues la vía cruza bajo un serac gigante abierto como una gran boca que quiere comerte, no nos apetece que el sol llegue antes que nosotros, por si la boca se cierra. Mientras nos encordamos nos alcanzan dos franceses que empiezan a preguntarnos en francés-inglés-español, que a donde vamos y si uno de ellos puede venir con nosotros, ya que su compañero está lesionado. Le echamos un vistazo y viendo que casi seguro está mejor preparado que nosotros le dejamos encordarse en el medio. Les preguntamos si tienen un croquis y cuando nos lo enseñan nos llevamos la primera alegría del día, ya que la ruta coincidía con la que habíamos pensado el día anterior (cara NW, III, AD, 45º). Y es que después de tantos días en Alpes y estudiando una y otra vez los croquis del libro que llevabamos algo habíamos aprendido.
En un momento nos plantamos bajo la cara NW de la Aiguille N de Tré la Tête, nos ponemos de acuerdo con Didier por donde pasar para evitar las grietas del glaciar y sobretodo el serac monstruoso. Voy marcando el ritmo y en un momento nos plantamos en la arista. Empieza a dar el sol y la nieve se pone muy blanda, por lo que tenemos que avanzar con cuidado. Por fin hacemos cumbre y es que a estas alturas del viaje salvar un desnivel como este se hace difícil.
Didier quiere continuar por la arista, pero nuestras piernas piden bajar ya, llevamos muchos días de palizas. La bajada rapidita, por supuesto, nuestro colega frances pasa un poco de apuro, normal impresiona bastante ver bajar a Pablo flanqueos a 45º con el piolet al lado contrario. Una vez en terreno firme nos relajamos y bajamos charlando los tres hasta el refugio, hemos conseguido la última cima del viaje, el día es precioso y hemos compartido la actividad con un amigo inesperado.Y para rematar el día... el postre, hay que bajar del refugio. De la cima al valle van a ser casi 3000 m de desnivel, que se hicieron muy muy largos. Una vez abajo festejamos con Fran y Dani el éxito de la expedición.