Después de todo el invierno dándole caña al esquí de travesía por fin nos sentíamos preparados para adentrarnos en Picos de Europa. Se dice pronto, pero el asunto no es moco de pavo dada la complejidad geológica de la zona. Un jou por aquí, un cortado por allá, una pendiente avalanchosa por el otro lado, etc.
Cabaña Verónica, al fondo Peña Vieja
Escogimos entrar desde el teleférico de Fuente De (1.834 m), por que te deja muy alto y te evita tener que portear. Pensamos en pasar unos días en la zona de Cabaña Verónica (2.325 m), así que cargamos con todo el material necesario para pasar un par de noches en la nieve: tienda, hornillo, comida, sacos, etc. Cuando nos pusimos las mochilas sobre los hombros empezamos a coger complejo de mulo, que se fue afianzando en nuestro interior a lo largo de toda la subida y del que difícilmente nos podremos desprender, después de tres agónicas horas de aproximación bajo el sol primaveral. El paseo estuvo amenizado por un par de aludes que cayeron de la zona de la Canalona.
El Naranjo desde Horcados Rojos
Una vez conseguimos llegar al refugio, dejamos todos los trastos e hicimos un intento de ascender El Tesorero (2.570 m). Llegamos hasta el Ojal, y de allí no pasamos, viendo que no teníamos muy claro por donde seguir y por donde bajar luego.
Adolfo y Manolo en los Tiros de Casares
La noche fue muy curiosa, al final dormimos en el refugio y comprobamos lo pequeño que es y lo estrechas que son las literas. Aún así yo dormí a pierna suelta. Dani, Adolfo y Manolo no guardan tan buen recuerdo.
Vistas desde La Padiorna
Al día siguiente, viendo que solo nos quedaba Torre Blanca (2.617 m) en condiciones de seguridad aceptables para el esquí, decidimos que lo mejor era bajarse. Pero no podíamos desaprovechar la ubicación estratégica del refugio, por lo que planeamos que después de hacer el pico no volveríamos directamente al Cable. Primero pasaríamos a través de los Tiros de Casares (2.374), después bajaríamos hasta la Colladina de las Nieves (2.226 m), de ahí subiríamos a la Padiorna (2.319 m) y terminaríamos con la bajada de la Canal de San Luis. La ruta no es muy dura realmente, pero con la solana que pegaba, con los mochilones que llevábamos y con lo papa que estaba la nieve hubo que pelearla. El recorrido es totalmente recomendable, cada cumbre o collado que alcanzas tiene unas vistas impresionantes, además te permite ver varias zonas sin hacer mucho esfuerzo. Especial mención merece el pundonor que demostró Dani, se hizo toda la ruta con raquetas, lo que tiene mucho mérito, sobre todo cuando ves que tus colegas se deslizan fácilmente cuesta abajo y tu te hundes en cada agujero.
Dani con sus raquetas flanquea Hoyos Sengros
El tercer día del puente lo aprovechamos para volver tranquilamente a casa. Con paradas en Potes y Cervera, y con una visita a la Tejera de Codosero.
Tejo en Codosero
¡Por fin hemos esquiado en Picos! Y hay que volver, claro que la próxima vez será menos cargados y a mi me gustaría que para hacer una travesía de varios días, pues me parece la mejor opción. También hemos descubierto que, mal que bien, somos capaces de esquiar cargados ¡Qué cantidad de puertas se abren ante nosotros!
Dani en el valle de Codosero