Bueno, vamos a seguir rescatando las entradas de este invierno, antes de que otras entradas más primaverales las entierren en el olvido
Cuando empezé a hacer corredores pasé muchas horas buscando vías que fueran a estar a mi alcance a corto plazo por las distintas cordilleras que frecuentamos y una de las que llamó mi atención fue el diedro Gallego. En aquel momento aún me quedaba un poco grande, pero este año había llegado la ocasión.
Llegamos a la plataforma el viernes por la noche y salimos directos hacia el circo, aplicando una estrategia que ya se está convitiendo en habitual para Fran y para mi. Como no hacia mucho frío decidimos jugárnosla y dejamos la tienda en el maletero. A las dos de la mañana llegamos al refugio, buscamos un sitio un poco llano en la nieve, extendimos las esterillas y a dormir.
Al día siguiente nos despertamos bien prontito, desayunamos un capuchino delicioso y arrancamos casi los primeros hacia el cuchillar. Decidimos empezar por escalar la cascada de La Araña, ya que el año pasado nos quedamos con las ganas de probar los dos largos yendo nosotros de primeros. Resolvimos con soltura, eso si con los gemelos echando fuego por la falta de costumbre. Fran que tenía las manos un poco blandas a esas horas de la mañana perdió primero una cinta con mosquetón y luego un guante, menos mal que teníamos repuestos para las dos cosas.
Después nos fuimos a por el diedro. El primer largo estaba en una especie de costra de hielo-nieve-corcho, en el que no agarraban los tornillos y la otra cara del diedro era bastante lisita, así que me toco subir fiándome. Al llegar arriba me tocó a mi cometer una torpeza y perdí uno de los guantes finos ¡Tres horas, tres perdidas, no está mal el ritmo! Después seguimos buscandonos la vida a través del espolón hasta llegar a la cima. La verdad es que fue bastante impresionante, ya que las rampas de nieve caen directamente a la canal.
Nos hubiéramos metido en otro embolado si no fuese por que queríamos probar a buscar por la base de la pared alguna de las muchas cosas que perdimos. Resulta que el guante de Fran apareció y la cinta con mosquetón también, pero no en el circo, sino en el rocódromo de Álcala... casualidades de la vida.
Otra noche de vivac y para casa, hacia tanta niebla que nos dió pereza buscar los corredores tanteando las paredes.
5 comentarios:
Que maravilla de día!
Por cierto, vaya envidia que me dáis... :-)
Saludos,
Mario
¡Qué actividad más chula! A mi también me dáis mucha envidia. Disfrutad, vosotros que podéis!!!
Un abrazo
Charo
La verdad es que disfrutamos mucho, pero el día que salimos con vosotros tampoco desmereció en absoluto.
Un abrazo.
Prometo que la proxima vez que haga contigo algo de nieve llevo los guantes con cuerda, q llevo dos de dos en Gredos con los guantes, jajajaja
Fran
jeje, por lo menos esta vez no lo tiraste a un abismo de hielo como el año pasado.
Dos gomitas de merceria cosidas nos pueden evitar algún apuro.
¡¡Vete calentando motores que este verano viene muy frío!!
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