Algunos ya sabíais que desde hace tiempo nos ronda la idea de empezar a hacer barrancos... pues por fin nos hemos decidido. Hace un mes fui a Benasque y estuve haciendo un curso en la Escuela de Alta Montaña (supongo que lo de alta es por el cuestón que hay que subir para llegar ;-)
Ha sido un gran descubrimiento, no solo por que los barrancos son un nuevo mundo para mi en el que te sorprendes por las impresionantes formaciones geológicas, la vegetación selvática, el colorido del agua remansada y la fuerza de las cascadas. O desde el punto de vista técnico con un montón de instalaciones y trucos que no se usan normalmente en la escalada o el alpinismo. También ha sido un descubrimiento la gente de este mundillo, tan fanáticos como cualquier escalador o montañero, salen cada fin de semana a buscar nuevos descensos, incluso hacen viajes a otros países. Mis compañeros y profesores fueron un encanto, y me hicieron pasar unos días muy agradables a pesar haberme presentado allí solo.
El curso consistía en un día de rocódromo, para practicar nudos y todas las técnicas necesarias, y el descenso de cuatro barrancos: Liri, Ramastúe, Eriste inferior y Literola inferior. Muy muy intenso, jornadas de hasta diez horas en los barrancos, todo el día montando y desmontando instalaciones...
El Liri, para nosotros el Litri, es un barranco muy clásico del valle de Benasque. Tiene doce cascadas que se rapelan casi de forma encadenada. Presenta zonas muy encajonadas de roca roja y ocre a franjas lo que le da un toque muy pintoresco. La salida del barranco es peligrosa, por que hay que cruzar una finca, y eso no le hace mucha gracia a su dueño ¡Será por la plantación!
El Ramastúe es el primo hermano del Liri, esta justo al lado y tiene trece cascadas también muy seguiditas. Lo bueno de este barranco es que está poco transitado, además tiene un montón de vegetación y depósitos de tobas calcáreas en las cascadas recubiertas de musgo, así que te da la sensación de que estas en la selva. Hicimos un croquis que colgamos en Internet.
El Eriste es una pasada, "El gran barranco de los Pirineos" como dicen los cuadernos técnicos de Barrabes. Hicimos los tramos III y IV. La primera parte es bastante abierta y de mucho andar, además de varios rápeles en unas cascadas bien grandes incluye un coche aplastado como una lata de refresco en medio del cauce ¡un sitio idóneo para aparcar! La segunda parte es muy impresionante, tiene saltos, toboganes gigantescos, rápeles bajo arcos de agua, centrifugadoras, y sobre todo mucha mucha agua. Quede muy impresionado, y un poco magullado después de un tobogan de 25 m no muy bien ejecutado por mi parte.
El último día tocaba Literola, pero hubo que abortar. El termómetro del coche marcaba 4ºC y se veía nieve a 2000 metros, por muy gordo que sea el neopreno creo que yo habría pasado frío. Lo sustituimos por una clase en el rocódromo que nos sirvió para reforzar lo que habíamos aprendido y para aprender a remontar una cuerda.
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