jueves, 7 de enero de 2010

De repente en Argentière



Capítulo 2. De repente en Argentière

Una cosa que ha caracterizado nuestro viaje a Alpes este verano ha sido el cambio de planes a última hora, ya fuera por el estado de la montaña o por el tiempo. Y esto es lo que nos pasó al volver a Courmayer de Torino, cuando estaba practicamente decidido que iríamos al Cervino. En el último momento, y esto quiere decir que el autobús acababa de arrancar, decidimos ir a Chamonix, que era la única zona en la que daba bueno.
Una vez allí buscamos una consigna donde poder dejar lo poco que no queríamos llevar para arriba, y después de un rato dimos con La Cantina Tex Mex, donde por cinco euros te guardan el equipaje. Otro bus más y nos plantamos en Argentière, y después de un difícil intercambio de opiniones con una taquillera que no había tomado all-bran nos plantamos en la estación superior del teleférico de Les Grands Montents (3295 m).


Unas chicas nos dijeron que ellas habían desistido de bajar hacia el glaciar por que una grieta muy grande impedía el acceso. La cosa pintaba mal, pero decidimos echar un ojo y encontramos una instalación de rápel que permitía salvar una gran rimaya. Una vez hecho el rápel ya no había vuelta atrás, el teleférico ya había cerrado y nos quedaban unas pocas horas de luz por delante para descender hasta el glaciar principal y cruzarlo.



La bajada fue bastante compleja, hubo que salvar un gran número de grietas, cruzar zonas de hielo negro y correr morrena abajo. Una vez conseguimos llegar al glaciar principal pudimos avanzar más rápido ya que estaba límpio de nieve y se veían bien la zonas con grietas. Nos quitamos las botas, arneses y crampones y entramos corriendo al refugio de Argentière (2760 m) justo para la cena.





Durante la noche cayó una gran tormenta que hizo temblar todo el valle. Amaneció muy nublado, y así se mantuvo todo el día. Con este panorama y viendo que las vías de nieve de la zona estaban peladas decidimos tirar para abajo. El guarda nos recomendó que cruzasemos hasta el glaciar de Tour por el col du Passon (3028 m), ya que el resto de pasos estaban impracticables. Y nosotros le hicimos caso.





Descendimos por el glaciar de Argentière hasta encontrar un paso hacia la subida al col, tuvimos que dar muchos rodeos entre grandes grietas y prestar mucha atención para cruzar una morrena que era puro barro. Después, hubo que remontar una gran pedrera y en los últimos metros subir por un corredor empinado de piedra descompuesta. Había que poner mucho cuidado para no tirar una piedra a los compañeros. Entonces conseguimos asomarnos al mar de grietas en que se había convertido el glaciar de Tour.



El bajo nivel del hielo había dejado un montón de antigüedades a la vista: clavos y tornillos, latas, etc. Parecía que iba a ser imposible cruzar el glaciar en semejante estado, pero gracias al olfato de Adolfo fuímos encontrando los pasos entre las grietas. Y así, después de dar grandes rodeos conseguimos llegar hasta el refugio Albert Primero (2706 m). Ya "sólo" quedaba bajar hasta el pueblo de Tour (1480 m), un gran desnivel para nuestras castigadas piernas.



De vuelta en Chamonix empezamos a darle vueltas a la cabeza para decidir a donde podíamos ir sin jugarnos demasidado pellejo con estas condiciones en la montaña, había que moverse bien para aprovechar los pocos días de vacaciones que nos quedaban.
Continuará ...

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