Foto: Manolo Santervás
Los regresos siempre son duros y la vuelta al esquí de travesía no iba a ser menos. Quedé con Manolo Santervás para meternos caña y ponernos un poco al día, como no había muy buenas condiciones por el norte decidimos quedarnos cerquita de casa.
El sábado nos fuimos para Gredos, donde hay nieve más que suficiente para unas buenas bajaditas. Nos acompañó Roberto, que se está iniciando, peleó como un jabato las bajadas y subió como si lo hiciese desde hace mucho tiempo. Subimos al Morezón y bajamos hasta el refugio, después volvimos a subir y esquiamos la pala Atómica para volver a ganar la loma de Navasomera y conseguir descender sin descalzarnos hasta el coche.
Foto: Manolo Santervás
Subir es subir, sea andando, con crampones o foqueando, mal que bien, después de tantas ascenciones, cuando hay que ir para arriba, aunque te crujan todos los músculos que no usas normalmente, subes. Pero bajar, ¡ay bajar! Cuando miras la primera pendiente piensas ¿Cómo se hacía esto? ¡Ya me acuerdo! Encaro la pendiente, pincho con el bastón, presiono con el pie... ¡uy, uy! ¡Qué me voy! Yo recordaba que esto la hacia mejor... Me asomo a la pala que me he empeñado en bajar ¡Cómo impresiona! Allá voy: giro, giro, me embalo, hondonada y hostión. Me levanto y me sacudo la nieve, recupero la dignidad y sigo bajando ¡Cómo duelen los cuadriceps! Qué mala es la falta de entrenamiento y de técnica.
Foto: Manolo Santervás
Superado el primer descenso el día discurre con normalidad y esto implica acabar reventados, tantas bajadas y tantas subidas tienen que pasar factura por fuerza. Aún así nos citamos para el día siguiente.
Foto: Manolo Santervás
El domingo el objetivo es otro, se trata de subir lo más alto que se pueda en la Sierra de Bejar, pero tiene que dar tiempo a volver a Candelario antes de las dos y media. De nuevo Roberto se apunta y también viene Manolo Serrano. Aquí hay poca nieve y nos toca hacer un buen porteo, pero merece la pena ¡La pala del remonte antiguo tiene nieve polvo! Apuramos la bajada todo lo que podemos y nos metemos en la niebla, parece que nos hemos perdido y que no vamos a conseguir llegar a Candelario en hora, pero cuando menos lo esperamos aparece la carretera ¡Lo hemos conseguido! Llegamos a tiempo al día de la matanza y recibimos nuestro premio: chicas, chorizo, panceta y costilla
Foto: Manolo Santervás
2 comentarios:
Te partes!! Qué caras comienzo la matanza, sobre todo la de Manolo!! jaja
Zas, hostión?? tan fuerte fue? ;P
jeje ¡Caras de felicidad!
No fue para tanto, pase del sol a la sombra y de repente lo vi todo blanco, perdí la persepectiva del relieve... y pum ¡efecto croqueta!
Por la tarde me dí otra, por si estaba cogiendo confianza.
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